Opinión sobre el final de las cuotas

Documento de opinión sobre el final de las cuotas. Antoni Seguí Parpal.

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Final cuotasFinal cuotas [376 Kb]
  • Carlos Romero Sala

    Hasta la crisis provocada en 2012 por los costes de alimentación, en el resto de crisis anteriores que he conocido, siempre valía la misma receta: aumentar la producción; ya que se reducen los márgenes, produzco más para ganar lo mismo. Esta misma receta también era válida cuando los precios de la leche subían. Pero en 2012 dejó de funcionar, al menos de una manera universal.
    La desaparición de cuotas iba a facilitar esta receta, pero se ha comprobado que no vale en todas las ocasiones. Además, ya no se compra leche al ganadero si no está asegurada su venta a la distribución.
    La situación es enormemente compleja y mi opinión es que el ganadero debe asegurar una buena eficacia en la alimentación de sus vacas (un buen valor sería obtener 1,54 kg de leche por kg de materia seca ingerido), a ser posible reduciendo la dependencia en la compra de alimentos para no depender de la especulación que se ha introducido en el mercado de las materias primas y, por otra parte, optimizar la mano de obra (estar por encima de 1.400 L de leche por UTA y día debería ser alcanzable)
    Son objetivos ambiciosos, pero realistas: ambas cifras suponen el valor promedio más desviación típica de los ganaderos que están en el programa de Eficiencia Productiva de Calidad Pascual. Y su logro supone un nivel de costes que permitirá a la ganadería aguantar los malos momentos, que sin duda vendrán, y ganar bastante dinero cuando vengan las vacas gordas, que también llegarán estos momentos. Si, además, estos datos vienen acompañados de un buen estado sanitario de la ganadería y que no haya un descalabro reproductivo, la sostenibilidad está garantizada.

    02/02/2015 09:49
  • Antoni Segui Parpal

    Estoy de acuerdo que esta crisis es diferente de las demás, sería necesario que el productor no viera en la desaparición de las cuotas, sólo la oportunidad de aumentar efectivos.
    Creo que en las épocas en que el precio de la leche subió no se aprovechó en mejorar la eficiencia, sino que se apretó el acelerador de la producción sin más.
    Saludos

    02/02/2015 11:49
  • J. L. Sanmartin

    Leche sin cuotas

    El pasado mes de octubre, con motivo de su participación sobre "... el nuevo decreto 40-2014, de la ordenación de las explotaciones ganaderas y la manera de cómo afrontar un mercado lechero sin cuotas lecheras", en una jornada técnica en el marco de la 3ª feria de la leche, en Vilobí d'Onyar (Selva, Girona), la responsable de Producciones Lecheras y Extensivas y en relación al futuro del sector lechero en un mercado sin cuotas, decía que "el Departamento de Agricultura aún no ha fichado, que yo sepa, ningún vidente ni ninguna bruja...", frase que me gustó bastante porque, además de ser gráfica, responde a la realidad, por lo que no debemos pretender nosotros ser los brujos que no tiene el DAAM...
    Sin embargo, y admitiendo de entrada que nos podemos equivocar, como ha ocurrido en la mayoría de las previsiones que se han hecho a lo largo del tiempo, como bien sabemos los que ya somos "gatos viejos", tendré la osadía de especular sobre el tema, eso sí, utilizando los conocimientos adquiridos y con total honradez...
    Hay un porcentaje relativamente importante de responsables de explotaciones de vacas de leche y de técnicos que creen firmemente que, con la desaparición de las cuotas, se presenta una oportunidad de incrementar la producción, aumentando el censo de animales y forzando la alimentación principalmente, para así reducir costes y ya hay varios que hace tiempo que están trabajando con este objetivo...

    Pero hay un factor en este razonamiento que, bajo mi punto de vista es erróneo y es que las cuotas seguirán existiendo! ¿Cómo es esto? Las cuotas, tal como las conocemos, sí desaparecerán en un plazo (si la UE no se vuelve atrás, lo cual es improbable) de dos meses... pero serán sustituidas por otras: la "cuota del mercado" y la "cuota de la mierda "(para ser gráfico).

    En cuanto a la primera, el mercado tiene una determinada capacidad de consumo. Es verdad que, cuando se negoció la entrada de España en la UE, no se hizo bien, ni por parte de la administración, ni por parte del sector que, en general, declaraba una producción menor de la real... de tal manera que el mercado consumía del orden de un tercio más... pero este déficit lo cubrió la leche procedente de otros países (Francia, Alemania...). ¿Qué pasará si producimos más: nuestras explotaciones serán capaces de producir leche más barata que estos países o Nueva Zelanda?
    Desde hace años se ha producido un descenso de la renta debido al incremento de los costes de producción y bajada del precio final, condicionado a un mercado global con fuerte competencia con los productos procedentes del exterior. Por otra parte, en los últimos años se ha incrementado la dependencia de las explotaciones agrarias y ganaderas respecto del sector de la industria agroalimentaria.
    Otro peligro puede ser la implantación de empresas externas al sector, posiblemente ligadas a grandes superficies o industrias, que competirían directamente con el sector, desde dentro...
    Ante esta situación, las que podrán competir serán aquellas explotaciones que produzcan el litro de leche a menor coste y con frecuencia, se olvida que las vacas son rumiantes y, además de necesitar el forraje para los procesos metabólicos, está demostrado que en las explotaciones que suministran más forrajes el producto es más competitivo... la alimentación, principal factor económico de la producción lechera, se basa en raciones que en muchos casos no llegan a cubrir el 50% de materia seca forrajera, complementada con subproductos agroindustriales y concentrados, en la mayoría de casos adquiridos fuera de la explotación. Esto conlleva problemas en cuanto a la vida útil de las vacas (en muchas explotaciones la media de partos/vaca está en torno a los 2). Al mismo tiempo se ha constatado que la tendencia es que, a más gasto en alimentación el margen neto (MN) es más bajo.
    En cuanto a la otra cuota, la "de la mierda", cada vez más, por motivos medioambientales, las explotaciones de todo tipo de ganado deberán disponer de unas determinadas superficies para gestionar el estiércol, de tal manera que el censo permitido será en función de esta superficie... y el Departamento de Agricultura anuncia que será riguroso en este aspecto... será así?.
    Las explotaciones de vacas de leche en Cataluña, en general, son intensivas y se debe tener en cuenta que la competencia por el territorio es fuerte -y aún más en algunas comarcas como el Vallès, Osona, Pla de l'Estany, Gironès y la Selva con grandes obras de infraestructuras, polígonos industriales, otros usos de tipo turístico (campos de golf, urbanizaciones, etc.), aunque en los últimos años ha disminuido, debido a la crisis económica.
    En otras zonas o comunidades autónomas, como Galicia, aunque también hay explotaciones con censos de vacas de más de 100-200 vacas, en general son "semi-extensivas", es decir, con más disponibilidad de superficie forrajera y con producciones más baratas, ya que en muchos casos, debido a las condiciones climáticas, no se riegan y muchas de ellas progresan de forma rápida en cuanto a la tecnología, de tal manera que pondrán, o ya ponen, en el mercado un producto más competitivo. Además, dadas estas circunstancias, los niveles de exigencia de la administración son menores, tanto en aspectos medioambientales como de cargas ganaderas.
    En resumen, las cuotas de leche desaparecerán, tal como las conocemos, pero serán sustituidas por otras más estrictas.

    José Luis Sanmartín

    03/02/2015 19:28
  • Jordi Maynegre Santaularia

    Las cuotas lecheras se acaban, ahora ya podemos decir que esto ya es un hecho. Se abre un periodo de incertidumbre, y seguramente de fuertes cambios en el sector (¿aún más?); Pero la "receta" para afrontarlos pienso y creo que es la de siempre: gestión integral e integrada de la explotación, con suficiente base territorial forrajera.
    El sector productor es evidente que cambiará, pero ya lo estaba haciendo a buen ritmo con el sistema de cuotas. El mercado libre de leche parece que puede acelerar esta transformación. El número de explotaciones continuará reduciéndose, y esta reducción será más lenta o acelerada en función del precio de la leche y de cómo evolucionen los costes de producción. El principal problema sigue y seguirá siendo la falta de relevo generacional, circunstancia que afecta sobre todo a las explotaciones de pequeña dimensión. Lo que parece claro es que para que una explotación de vacas de leche funcione, la mano de obra familiar es fundamental (lo del socio/s capitalistas + gerente + operarios creo que ha quedado demostrado que no funciona). Y en cuanto a la dimensión, la que cada uno pueda llegar a manejar a un coste de producción razonable y cumpliendo con la normativa vigente en cada momento.
    Volviendo a la dimensión, las explotaciones pequeñas que transformen su producto y hagan venta directa o bien las que entreguen su leche a una cooperativa transformadora, pienso que podrán salir adelante, el resto lo tienen, por lo menos, bastante complicado. Las explotaciones grandes parecen, a priori, mejor preparadas para afrontar este nuevo escenario, pero si no están bien gestionadas también lo pasarán mal (uno por muy grande que sea, si tiene los pies de barro, también acaba cayendo).
    Por defecto profesional, me resulta complicado visualizar una vaca sin un campo de forraje a su lado, creo que las dos cosas deben ir de la mano, y no sólo por convicción, sino también por costes de producción, sostenibilidad, etc. Ahora que, tener base territorial no es garantía de nada, también hay que saber gestionar correctamente.
    En definitiva, para mí la "filosofía" no es otra que velar día y noche para producir forrajes de calidad excelente, para reducir las necesidades de inputs (básicamente harina de maíz y torta de soja), y valorar las posibles oportunidades que nos ofrezca el territorio en cuanto a subproductos (que los hay, pero no para todo el mundo).
    Salud y "habemus" vacas
    Jori

    09/02/2015 14:41
  • Antoni Segui

    Sí, más claro el agua de lluvia antes de tocar el suelo...
    Cambian los condicionamientos pero las recetas son las mismas: vaca sana, confortable y bien alimentada, sería la primera garantía, y una buena gestión de la explotación.
    Todos los defectos profesionales fueran como tu visualización.
    Salud

    09/02/2015 14:43
  • Mikilait

    Los eslabones del sector lechero, sector productor-industria-distribución, no creo que deban experimentar ningún cambio importante respecto a la situación de desequilibrio actual, al menos a corto plazo. La distribución continuará marcando el ritmo frenético del piloto líder y la industria y el sector productor seguirán, a duras penas, a su rebufo.
    Como dijo el filósofo alemán Schopenhauer, "No hay buen viento para aquel que no tiene rumbo".
    Y justamente esta es la situación, fatal, que atraviesa la industria transformadora de leche, y de leche líquida en particular. Esta incertidumbre, esta falta de visión de futuro acaba repercutiendo directamente en el eslabón más sensible de la cadena, el productor, lastrando su desarrollo y evitando el cambio generacional.
    La industria transformadora, encabezada por Grupo Lactalis, CAPSA Food y Calidad Pascual, a pesar de infructuosos intentos de constricción y agrupamiento, sigue muy atomizada, y año tras año ve como su cuota de mercado va perdiendo su posición, en volumen y en valor, frente a la marca distribución, MDD, que ya experimenta el 60% en valor de mercado, in crescendo. IPARLAT es el principal procesador de leche MDD.
    En 2007, en alguna de mis charlas en el Observatorio de la Leche de Catalunya, ya apuntaba el concepto de mercado maduro en referencia al mercado de leche líquida básica. Este concepto no ha hecho más que evolucionar, 8 años después, hacia la "vejez" decrépita de un producto sin valor a ojos del consumidor. El consumo de leche básica continúa decreciendo desde hace años, sobre todo en las grandes ciudades, en favor de otros productos, más innovadores, más "saludables", más divertidos de consumir o simplemente, más de moda.
    En 2014, el 32% del mercado lechero, en valor, lo ha aportado el segmento de leche líquida, seguido, con un 29%, por el sector quesero y en un 25% por el segmento de yogures. Son las tres principales fuentes de valor, que entre ellas reúnen el 86%. El segmento de productos industriales, leches en polvo, grasas butíricas, caseinatos, etc., productos diversificados y con valor añadido no están presentes en el sector lechero español.
    Si enfocamos el segmento de leche líquida, según mi punto de vista, los datos que encontramos son aún más preocupantes. De la totalidad de leche líquida procesada en 2014, el 75% en volumen y 66% en valor corresponde a la leche básica UHT. Las otras leches, "funcionales", las bebidas vegetales, bandera de la diversificación de la industria lechera española, fracasan y no logran evitar el naufragio de los principales procesadores del país, en gran parte, porque cada año hay menos pastel a repartir y los invitados a la fiesta son siempre los mismos.
    El final de las cuotas lecheras obliga a la industria lechera española a unos deberes ineludibles de reconversión, de renovación, de unificación, de diversificación y de planificación. En definitiva, debe marcar un rumbo y seguirlo. Si este escenario no se cumple, veo destrozados, muy peligrosamente, dos eslabones esenciales del sector lechero del país.
    El final de las cuotas lecheras implicará forzosamente la liberalización del sector productor-transformador. Ninguna frontera, ninguna bandera, ninguna limitación, la UE competirá directamente con los EEUU, con Oceanía, con los países Sudamericanos y no hay que distraerse para no quedar descolgados del piloto. El objetivo está claro, producir y procesar la mejor leche al mejor precio para poder ser competitivos en los mercados interiores e internacionales.
    La producción mundial de leche, a medio y largo plazo, según la FAO, debe aumentar para abastecer nuevos mercados hasta ahora inexistentes o poco preponderantes. Se presenta pues un nuevo nicho de mercado para la industria procesadora del sur de Europa a imagen y semejanza de los grandes grupos industriales del norte de Europa, CAMPINA, ARLA, o LACTALIS con un portafolio diversificado y estudiado. El futuro pasa inequívocamente por crear un gran y único grupo empresarial ibérico capaz de ser competitivo versus los países del norte.
    Desgraciadamente, estos cambios tan evidentes y claros que propongo para la viabilidad del sector lechero son inviables, a medio plazo, debido a nuestra cultura latina de la poltrona y de la no planificación. Parece imposible que CAPSA food, Calidad PASCUAL, CELTA o Leche RÍO se pongan de acuerdo para deshacer sus ministerios empresariales y crear un holding empresarial estratégico y eficiente en el sur de Europa.
    Por lo tanto, el escenario más plausible a corto plazo es bien simple, todo seguirá igual o peor para los intereses del sector productor. Las procesadoras del país fijarán las cuotas de producción de sus proveedores. Estos últimos seguirán sin poder crecer parque sus clientes no serán capaces de decirles la cantidad de leche que podrán comprar más allá del año en curso. El just in time será la política de compras más utilizada por las centrales lecheras para minimizar así los gastos de almacén del producto acabado.
    Con estas condiciones el ganadero nunca será capaz de planificar sus crecimientos, y si lo hace, será a riesgo de tener que vender los previsibles sobrantes en el mercado SPOT, a precios sensiblemente inferiores a los contratados con las centrales lecheras.
    Si estos excedentes producidos no son transformados en producto industrial por LACTALIS, u otras empresas especialistas, se creará un mercado B de leche SPOT que provocará una doble consecuencia: los precios de la leche estructural se depreciaran y las centrales comprarán más leche a la carta, en función de sus necesidades estacionales, en detrimento de los contratos fijos con sus clientes. En definitiva, más inseguridad e inestabilidad en el sector productor. Esta tendencia, negativa, sólo se invertirá cuando los mercados internacionales demanden más producto del disponible tal como sucedió el pasado mes de agosto de 2012 y durante todo el 2013.
    Si tuviera que hacer una recomendación para el sector productor sería bien fácil, producir en función de los recursos y ante los inminentes cambios que deben producirse, sobre todo en uno de los eslabones de la cadena, ser paciente, estar atentos a los acontecimientos y siempre con un buen seguro

    13/02/2015 12:16

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